Hace tiempo que no escribo, es mi reflejo, me da temor. Un instante, no. Uno se esfuerza en asentir el lenguaje con lo que puede hacerse: no hay nada, hay. Hay pero en algo solitario, un viaje incompleto que nadie supone pues no encuentra palabras en otros. Una extraña caminata sobre un puente sin pedir a los que pasean en carruaje que lo lleven o lo reconozcan como algo lejano que cruza hacia algún sitio. Juro que intenté en cada huella dejar mi mano hacer su impronta, su rebelión por quedarse. Pero no. Sólo está la obsesión, la carencia de abastecer la realidad o disfrazarse con diminutas aspiraciones de lo desconocido. Iba a ganar, lo recuerdo en un sueño lejano. No así, con este raro presente.
⚸ {Lilith}
no defiendo la oscuridad o las primeras zonas de la nube invadidas por el bramante negro de sus caricias tampoco los lindes horizontales que el tiempo en nosotros hizo de velos defiendo los minúsculos arcos vagidos de áspera incertidumbre con filamentos aislados hacia tinturas sin fatiga proviceros nudos de fantasía donde tu cadera envuelve neones con látex puentes donde hallamos una certeza de bufar el instinto cerca del agua también la tibieza y los pasos en falso donde la epifanía aguarda los lugares embargados de la duda para atinar lo meditado con violencia espigas que pasaron su caricia por los dedos y cicatrizaron la obsesión las refracciones del embuste cuando el amor realiza su prestidigitación invencible o el sánscrito bebido en un cráter de ilusión pictórica por la luz no acentos del lenguaje lógico o la piel liviana por no encontrar su ficción etérea sí los africados pezones que me muestras y de extremo a extremo conducen mi rabia sobre tu piel es posible adecuar la vacilación de las afirmaciones.
entrar tembloroso a una nueva identidad sin reclamar aliento o afinar los músculos del vientre creer que esto del amor se escribe o esto que se escribe proviene de un misterio grande y equívoco señalar los mares como origen a todo radio de idea o vecindad con la noche agrietar la vida a través de lunares femeninos pequeños encallados de argenta disociados de espectros o de filas largas para tomar asiento frente a la levitación El azul es ígneo según todo lo no estudiado para terminar en palpitaciones hacia la ulterior costilla del órgano el azul es ígneo dicen que del mar se abrieron los caminos donde hace milenios quedaron nuestros surcos empalmados: voltear las palmas al cielo entonces es sacrílego.
peregrinamos de lengua tras cada beso y diversos labios casi acantilados disueltos en el horizonte nos quebraron las esquivas luciérnagas en una estrépito de oscuridad creímos los frisajes desenvueltos en posición ajena la fiesta de los lunares hizo su espejo en vapores y lentamente tu espejismo nos dejó sueltos mantener postura si paseas con algo disfrazado de mí: piel hilada en la oscuridad de tigre y fiereza de verso de cabo mirada angular como proxeneta marítimo esquivar tu sombra y la conducta boreal del recuerdo mear hacia atrás para mearte olvidar tu tersura y rizos delincuentes ¿extrañarás mis volanteos sin auto? sigo una ruta de luces sin puntos remachados con neones bien afincados al anunciar el oficio pélvico graduar las confesiones diré que te extraño aunque pases toda hilada incluso si se lo estoy diciendo a un árbol.
la duda que me provocan los retrovisores iendo a través del Cto. Bi. adelgazan mis trampas no hay nadie al revisar pero un auto emerge pontífice de todas las violencias las cámaras captan mi duda mi único alegato estriba en la veleidad de la voz femenina en todos los cardinales me siento despreocupado con ella sé que oficiamos el vuelo y admiramos la estéticas del no movimiento varados en nuestra isla sobre Cto. Interior.
la primera vez creí que no te moverías supuse lo peor y estuve buscando anillos imprentas para poner nuestra foto en un vaso las mejores servilletas con nuestra fecha y un pequeño discurso para decirte en un lugar de platos anchos y café importado que no te amo pero me gusta tu vida para hacer piezas de halógeno nos quedamos altos en la tarde tu lengua tiene pésima ortografía mi sexo sólo sabe dibujar negros esperé los granos después los estados de cuenta que no puedo pagar las estaciones con una respuesta alivio me dijiste no que siempre tu mamá no confía en mí y sólo me quieres porque soy algo peculiar cuando nos tocamos frente a neones en un lugar que estimó los noventa ahora mis movimientos son ajenos todas la noches me emborracho con Chubbie usamos vasos con nuestra cara nuestra cara se ve más tibia con ese alcohol con voluntad firme misma voluntad de objetos que en una estantería sorprenden cuando ya no están tomo el filo de la lámpara con los labios mientras me toco el negro pienso en un sitio oscuro para trabar mi oficio quizá me guste pintar sobre paredes blancas unos versos decir allí que hubo acción.
Puedo llover los versos más húmedos en esta ruta escalar por ejemplo las extensiones de tiempo se cobran en plástico mientras la habitación claudica su penumbra en jadeos
me quiero estirar cerca de tu espíritu cada fisura o lugar muerto las oraciones hechas al fuego para el fuego y mi lenguaje de comillas no son tuyos lo es el presagio de lluvia que creces contigo los bordados de un río sin alba que te baña y te deja expuesta desnudita diversa de toda mujercita que ha puesto los ojos frente a ella.
la condición está en mantenerse quieto esquivar fracciones esparcidas en acecho llevarse este intento por maquinar lentitud quedarme varado en la aquiescencia frisada de la sonrisa pero la prisa ya mueve los labios sin reservar una frase blanda lapsos de espera las sillas carecen de crestas y otros decorados sorbo negro la iluminación carga una breve penumbra recreada puntos de inflexión en otros sitios escenas cumplen lo pasajero permanecer en espera porque la espera otorga mantenerse atento ceder hacia las manos como una constelación teselada de yemas seguir tus gestos y aproximar mi tibieza como primera falange celebrar infértiles lazos con el movimiento sin tanto lenguaje celebrar ninguna voz disponible ya
el hogar de un café es el negro dejando que su sustancia sea golpeada por el agua caliente me refleja mi taza apuro el sorbo intentando diluirme con la ansiedad hacia su fondo blanco donde no hay ornatos ni eclipses a veces pozos morenos como las bases y mezclas que construyen cosas.
He dicho mi nombre tantas veces sin repetir mi voz en él que nadie sabe dónde la primera caricia desborda hacia tu cara.
ir furtivo con el estrecho labio sobre una palabra sin figurar bruma en su vibrante torsión de abanico aliterar cerca su olor de lluvia con orientes febreros creer y crear un doblez ningún eclipse pronosticado al pensar la luna donde las flores urden el color veo sus ojos como un número extraído de un polo negativo regresan con un nuevo secreto desdoblado.